El trabajo colaborativo en el aula : ¿porqué?


Proponer el trabajo colaborativo a través de herramientas TIC es bastante sencillo, sin embargo nos parece aún más importante analizar algunas de las razones por las cuales la propuesta del trabajo colaborativo es central.
En el último congreso de Conectar Igualdad el Dr. Nicholas Burbules propuso al trabajo colaborativo como un elemento a enseñar en el aula , es una técnica muy común en las aula de clase, sin embargo Burbules propuso a este eje de trabajo como un eje medular a trabajar. Las dinámicas de trabajo colaborativas serán mucho más intensas en los próximos años producto de la ubicuidad de la conectividad.
En un recorrido histórico la FLACSO , en su carrera de Especialización de Educación y Nuevas Tecnologías propone:

Tradicionalmente, como señaló Barabási (2005), la imagen pública de la ciencia y la tecnología estuvo dominada por los logros de intelectuales individuales, como Edison, Darwin y Einstein. Actualmente, por el contrario, algunos de los trabajos científicos más impactantes son el resultado del trabajo colaborativo de grupos. Ilustremos estas ideas con una secuencia de imágenes y unas breves reflexiones.
Por siglos, los padres de la ciencia moderna se relacionaron mediante colegios invisibles, es decir, formaron parte de una comunidad de investigadores cuyo intercambio de ideas representó la base de los avances científicos. Si bien los científicos basaban sus trabajos en otros y se comunicaban entre sí, finalmente publicaban solos. Muchas grandes ideas fueron atribuidas a unos pocos pensadores influyentes como Galileo, Newton, Darwin, y Einstein. En consecuencia, la forma tradicional de hacer ciencia en la modernidad (hasta le segunda guerra mundial) se describe como una serie de nodos aislados.
   
En la segunda mitad del siglo XX, la ciencia se volvió, más y más, un trabajo grupal. Un buen ejemplo de esto es la famosa pareja del físico Crick y el biólogo Watson quienes fueron responsables de descubrir la estructura del ADN. Ciertamente, no fueron los únicos. Ellos mismos hicieron parejas con otros científicos configurando redes de conocimiento. Las publicaciones conjuntas documentaron estas colaboraciones dando luz a los colegios invisibles, reemplazando las conexiones ocultas con co-autorías publicadas.

Si bien será raro que dominen la forma de hacer ciencia colaboraciones tan numerosas como la del consorcio internacional del proyecto Genoma Humano, gran parte de los campos de investigación requieren de ese tipo de colaboraciones. De hecho, el tamaño de los equipos que realizan trabajo colaborativo está creciendo, convirtiendo la actividad científica en una red densamente interconectada.

Si bien la secuencia planteada sobre el trabajo colaborativo está circunscripta a la actividad científica, el aumento de este tipo de trabajo no es privativo de la misma. Lo podemos observar, también, en actividades tales como la creación artística, el diseño de tecnologías y el desarrollo de productos o servicios. El trabajo intelectual, que antes era una tarea individual, se ha vuelto hoy una producción grupal que incluso atraviesa las fronteras organizacionales. Este planteo nos introduce en la dimensión del conocimiento común.

Estas entre tantas otras son algunas de las razones por las que debemos potenciar el trabajo colaborativo en los niños, jóvenes y adultos que habitan nuestras aulas de clase.

Los productos sugeridos pueden ser varios, entre tantos otros: